Helga Zepp-LaRouche interviene en la conferencia «Cooperación China-África en la estrategia de reducción de la pobreza”

5 de mayo de 2024 (EIRNS) —  El Instituto Schiller y la Fédération des associations d’amitiés Chine-Afrique, FAACA, (Federación de Asociaciones de Amistad China-África) realizaron ayer una videoconferencia de tres horas sobre «La cooperación China-África en la estrategia de reducción de la pobreza». La FAACA es una asociación multinacional con sede en Dakar, Senegal. Entre los oradores figuraban Helga Zepp-LaRouche, fundadora y dirigente del Instituto Schiller; Assane Mbengue, Presidente de la FAACA; Su Excelencia Ibrahima Sory Sylla, embajador de Senegal en China; Zhang Hangbao, primer secretario de Su Excelencia Xiao Han, embajador de China en Senegal; Zhang Yun, director general de SOMETA SA (la principal empresa siderúrgica de Senegal); Edmond Moukala N’Gouemo, representante de la UNESCO en Ghana, y otros. 

Unas 50 personas asistieron a toda la conferencia, que incluyó un animado debate, moderado por Sébastian Périmony, del Instituto Schiller-Francia. A continuación reproducimos una traducción del discurso de la señora Zepp-LaRouche en inglés; la conferencia se realizó íntegramente en francés. 

Helga Zepp-LaRouche: Queridos participantes en esta conferencia de la Federación de Asociaciones de Amistad China-África, queridos amigos africanos, nos encontramos claramente en una encrucijada de la historia y el desenlace de cómo acabará no está decidido todavía. Por un lado, tenemos una escalada de la guerra en Ucrania, que en realidad es una guerra sustituta de la OTAN contra Rusia. La OTAN pronto tendrá que tomar una decisión, porque no les está yendo bien a los ucranianos, ya sea negociar o escalar. Hay muchas fuerzas en el mundo transatlántico que piden una escalada, que tiene el peligro de conducir a corto plazo a una guerra nuclear global. 

Luego tenemos el genocidio contra los palestinos en Gaza,y el ataque pendiente de las Fuerzas de Defensa de Israel en Rafah, contra personas que ya se están muriendo de hambre, de inanición, de sed, de necesidad de todo. Toda la región del sudoeste asiático es un polvorín que, de encenderse, podría desembocar también en una guerra mundial. 

Luego tenemos la extensión de la OTAN, o el esfuerzo de la OTAN por convertirse en la OTAN Global extendiéndose hacia el Indo-Pacífico alrededor del Mar de China Meridional, la crisis de Taiwán con China, que está siendo dirigida desde el exterior. 

Ahora bien, lo que está empujando a estas tres crisis es el colapso del sistema financiero transatlántico. Porque lo que hay detrás de toda esta escalada es un esfuerzo desesperado por impedir el surgimiento de un nuevo sistema económico. 

Recordemos brevemente el final de la Guerra Fría, cuando hubo la oportunidad de un orden de paz para el siglo 21. Con el Movimiento LaRouche, el Instituto Schiller realmente promovió la paz al proponer el Puente Terrestre Euroasiático como el comienzo del Puente Terrestre Mundial que conectaría todos los continentes por medio de la infraestructura. 

En aquel momento se prometió que no se extendería la OTAN ni un milímetro hacia el Este, pero esta promesa se rompió enseguida. Los neoconservadores establecieron la “Doctrina Wolfowitz”, que era la idea de que Estados Unidos sería el líder de un mundo unipolar y no permitiría que ningún país o grupo de países pasara por encima de Estados Unidos, ya sea económica, militar o políticamente. 

En su lugar, fueron a consolidar este mundo unipolar organizando en varias partes el cambio de régimen, la revolución de color, la intervención con guerras. Todo eso que ha venido ocurriendo durante los últimos treinta años y que ha llevado a un gigantesco retroceso, en el que los países del Sur Global vieron lo que estaba pasando. Vieron el efecto de las sanciones contra Irán, contra Siria, contra Yemen, contra Nicaragua, Venezuela y todos los demás países, y vieron lo que hizo para aumentar la pobreza de los pobres. 

¿Cuáles fueron las consecuencias de las interminables guerras en Afganistán, en Iraq, Siria, Libia? Millones de personas murieron. Vieron como se utiliza el dólar como arma. 

Pero por otro lado tenemos el ascenso de China, que primero sacó de la pobreza a 850 millones de sus propios ciudadanos, y luego en 2013 Xi Jinping anunció la Iniciativa de la Franja y la Ruta, la Nueva Ruta de la Seda, que en realidad era un eco de nuestra propuesta original del Puente Eurasiático de 1991. El mundo empezó a cambiar radicalmente. 

En los diez años transcurridos desde entonces, o casi once años, la Iniciativa de la Franja y la Ruta ha dado a los países del Sur Global, por primera vez, la oportunidad de superar la pobreza y el subdesarrollo. La aparición del BRICS, el BRICS-Plus, a los que ya se han solicitado su adhesión más de 40 países, está provocando un cambio tectónico en la historia. Seiscientos años de colonialismo están llegando a su fin, y ahora mismo se está produciendo un renacimiento del Espíritu de Bandung. 

En Bandung, el Primer Ministro Nehru y el Presidente Sukarno advirtieron que, aunque el colonialismo estaba terminando formalmente, no estaba terminando en cuanto a su forma neocolonial, es decir, el control y el acceso al crédito y al comercio. Y este período está llegando a su fin. Porque con la cooperación con China y el tremendo esfuerzo civilizatorio que China ha proporcionado a toda la humanidad, ahora los países de África, Asia y América Latina por primera vez están absolutamente en condiciones de ya no tener que limitarse a exportar materias primas, sino de añadirse a la cadena de producción en su propio país con el objetivo de convertirse muy pronto en países de ingresos medianos. Por lo tanto, existe la enorme posibilidad de que África se convierta en el continente del futuro como resultado de estos cambios. 

En 2050, África tendrá 2.500 millones de habitantes, a edades muy tempranas, lo que significa que tenemos que crear 1.000 millones de empleos productivos en un futuro próximo. 

Ahora, para nuestra organización, para Lyndon LaRouche, África ha estado en el centro de nuestro esfuerzo desde el principio. El primer plan para un plan de desarrollo integral, lo presentamos en París en una gran conferencia. Y mi difunto esposo Lyndon LaRouche dijo muchas veces que la moralidad de toda la especie humana se medirá por cómo tratamos a África y su legítima demanda de desarrollo. En 1980 elaboró otro plan que era un comentario y una crítica del Plan de Acción de Lagos. 

Llevamos a cabo varias grandes conferencias internacionales en Jartum con los cinco países del Nilo que, como saben, sigue estando en el orden del día. Llevamos 30 años luchando por el proyecto Transaqua, que consiste en la idea de extraer el 3, 4 o 5% del agua del Congo y llevarla a través de un sistema de canales y ríos hasta el lago Chad, por canales y ríos, y así suministrar electricidad a 12 países a lo largo del camino, rellenando el lago Chad, que será entonces la fuente de irrigación de un amplio territorio que rodea la zona del Sahel. 

Ahora, cuando se firmó el acuerdo del siglo entre China y la Unión Africana el 27 de enero de 2015 en Addis Abeba, se abrió la posibilidad de construir un sistema integrado de trenes rápidos en todo el continente; y luego, en la Cumbre de Johannesburgo de 2023, cuando se reunieron allí los países del BRICS y decidieron formar el BRICS-Plus, el presidente Putin de Rusia prometió que encabezaría la realización del suministro de electricidad al continente africano a partir de energía nuclear. 

Así pues, se está produciendo un cambio de época, y hay motivos para ser absolutamente optimistas en cuanto a que el plan de la Unión Africana para 2063 se hará plenamente realidad. Significará que se hace realidad la visión de estadistas que lucharon por el desarrollo de África y varios de los cuales pagaron con su vida, como Gamal Abdel Nasser en Egipto, Kwame N’krumah en Ghana, el padre del Movimiento de Países No Alineados, Cheikh Anta Diop en Senegal, Thomas Sankara en Burkina Faso, Nelson Mandela en Sudáfrica y, sobre todo, Lyndon LaRouche, que había hecho de la identidad moral de la humanidad una vara de medir el cómo se tratase a África. 

Ahora el papel de liderazgo moral ya lo ha asumido el gobierno sudafricano, porque fueron ellos los que llevaron el caso de genocidio contra los palestinos de Gaza a la Corte Internacional de Justicia. No fue el Occidente colectivo. Fue Sudáfrica, y lo hicieron evocando la tradición de la lucha contra el apartheid. 

El Sur Global, la Mayoría Global, es realmente esencial hoy, en mi opinión, para superar la crisis estratégica y el peligro de guerra nuclear. Porque la relación entre la OTAN y Rusia, y entre la OTAN y China, está ya tan envenenada y calumniada, que requiere definitivamente la suma de la Mayoría Global para salir con una voz muy fuerte. Y deben unirse. Hablar con una sola voz. Porque como dijeron el Primer Ministro Nehru y el Presidente Sukarno en Bandung en 1955, si se llega a una guerra nuclear, el Sur Global, el sector en desarrollo, morirá también, aunque muera unos días o semanas después. 

Por lo tanto, la Mayoría Global tiene absoluta legitimidad moral para exigir a los países del Norte Global que cooperen, que pongan fin a la confrontación y que trabajen con el BRICS-Plus. La única manera de que el Norte Global pueda deshacer la culpa del colonialismo es cooperando con la revolución industrial del Sur Global. Y hay que adoptar una postura muy fuerte y ser muy firmes. Lo que dijo el Presidente Ramaphosa en París en la cumbre financiera internacional hace poco. Dijo que la comunidad internacional debería financiar la presa de Inga. «Si hacen eso, entonces creeremos que van en serio con sus promesas». Costará unos $80.000 millones de dólares y producirá 42 GW de electricidad, lo que supondrá una revolución para el suministro energético de todo el continente y toda la economía de África. Así que adopten esa postura y exijan, porque se los deben. 

Primero, Sudáfrica llevó el caso del genocidio en Gaza a la Corte Penal Internacional de Justicia, ahora los estudiantes de Estados Unidos protestan también contra el genocidio. Y tanto Sudáfrica como los estudiantes están defendiendo el honor de la humanidad. Pero tenemos que tender un puente entre el Sur Global y las personas del Norte Global que luchan para que la humanidad conserve su alma. Porque sin este puente, no creo que podamos tener éxito. 

Recientemente, el Instituto Schiller celebró una conferencia sobre un Plan Oasis para el Sudoeste de Asia. Se trata de la idea de que, dado que gran parte del sudoeste de Asia es desierto, tenemos que producir mucha agua dulce construyendo canales desde el Mediterráneo hasta el Mar Muerto, hasta el Mar Rojo y luego utilizar la energía nuclear para desalinizar grandes cantidades de agua del océano, crear realmente nuevos ríos de esta manera, y tener agua de riego para la agricultura, los bosques, las nuevas ciudades, y un verdadero proyecto integrado de infraestructura. 

Este mismo concepto puede aplicarse a toda África. Egipto ya está construyendo muchos proyectos, pero se puede utilizar el concepto de Oasis para Libia, Túnez, Argelia, Marruecos y recuperar gran parte de la zona del Sahel en el Sáhara mediante la desalinización del agua del océano. Tomemos por ejemplo Sudán. Tienen el suelo más fértil del planeta y con agua podrían tener de tres a cuatro cosechas cada año. 

Ahora bien, todo eso no basta: También necesitamos una nueva arquitectura internacional de seguridad y desarrollo en la tradición de la Paz de Westfalia, que tome en cuenta los intereses de seguridad y desarrollo de todos y cada uno de los países del planeta, y que impulse, por primera vez, la idea de que la Humanidad Única es primero. Y con este nuevo paradigma creo que tendremos un futuro muy brillante. Mis mejores deseos para ustedes.

Para mayor información escriba a Instituto Schiller Perú: luchova2003@yahoo.es

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